Una antigua iglesia, la de San Petri o San Pedro, que han convertido en Lubeck en este fastuosa sala de conciertos. Preciosa y amplia.
Y una subida a la torre para ver toda la ciudad a vista de pájaro, y para echar un ojo al Ayuntamiento que ya desde esta distancia se ve que promete.
El único problema es que no pude asistir a ningún concierto en la iglesia al final … para otro viaje 🙂
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