«La venganza de Moctezuma» es la forma como definen en México y otros países las descomposiciones que suelen sufrir los turistas que les visitan. Los Mexicanos, acostumbrados a sus aguas y a sus comidas, a veces se sorprenden de cómo los extranjeros caen tan fácilmente en las garras de su venerado emperador.
Os voy a contar cómo sufrí en mis carnes la famosa venganza Azteca. Fue hace unos 25 años, en mi primera visita al Distrito Federal, la ciudad de México. Ya iba avisado de que tenía que tener cuidado con las comidas, sobre todo con las comidas callejeras, que pueden afectar terriblemente al estomago de los visitantes. Pero la visión de tantos puestos callejeros con delicias locales era muy tentadora.
Aún así, me limité a comer comidas en restaurantes medianamente serios. El primer día no tuve ningún problema, nos alojamos en una de las esquinas del Zócalo y paseamos tranquilamente conociendo la ciudad.
Pero el segundo día fuimos a un local un tanto dudoso en el que cometí la imprudencia de añadir unos hielos a la cola que había pedido. Craso error, en todas las guías te avisan de que hay que evitar el hielo a no ser que esté hecho con agua purificada. Y al parecer en este lugar, de purificada nada, porque una hora después de salir del local me entró un ataque de estómago que me hizo correr al hotel a aliviarme.
Tres días con sus noches, ese es el tiempo que estuve en la habitación, sin comer ni beber apenas, corriendo al baño cada media hora y con las ventanas bajadas porque no soportaba ni tan siquiera la luz. Horroroso.
Al principio no le di mayor importancia, pero tengo que confesar que al tercer día estaba asustado. Llamamos a un médico, que me vino a visitar y con una medio sonrisa me dijo que era la famosa «Venganza de Moctezuma». Y ahí terminó el problema. Al día siguiente entré en un avión con un par de rollos de papel higiénico en mi equipaje de mano por si acaso de vuelta a casa, pero por suerte ya había pasado todo. Eso sí, de México conocí bien poco en ese viaje.
Tanto los viajeros expertos como los eventuales pueden verse con frecuencia sometidos
a alteraciones intestinales imprevistas al cambiar sus hábitos alimentarios. Una opción
es adelantarse a los imprevistos y contar con ProFaes4 Viajeros, el probiótico para
viajeros previsores, que ayuda a mantener el equilibrio de la microflora intestinal durante los viajes.
Tendras que volver a Méjico , a mi me paso en India Jaja
Ya he estado varias veces después de esa. Y volveré, porque México es un país para volver y volver 🙂
jaja… Maldito Monctezuma.
Se oculta en todos lados persiguiendo viajeros desprevenidos.
Buen artículo Eduardo!