Dos meses y dieciocho días

Esta mañana estaba embarcando en el aeropuerto de Teheran con destino a Frankfurt. Y mientras esperaba en la cola de control de pasaportes, una mujer con dos críos y un acompañante masculino me han llamado la atención. Bueno, en realidad, ha sido uno de los críos el que me ha hecho volver la mirada hacia ellos.

Se trataba de un niño de unos 7 años, con una mochila grande (enorme para él) y que se dirigía al hombre (¿su abuelo?) en inglés con un «nos vemos en dos meses y dieciocho días», y el hombre le sonreía y le decía que sí con la cabeza.

Y otra vez: «nos vemos en dos meses y dieciocho días».

Y otra vez, de nuevo repitiendo lo del mes y los dieciocho días. Y el abuelo (para mí ya era el abuelo) con una sonrisa todo el rato.

Se han despedido al pasar el control, el niño mirando hacia atrás con cara de miedo y el abuelo sonriendo, sin decir nada.

Y mientras miraba al niño pensaba en las separaciones, en lo que cuesta dejar a los seres queridos, en el miedo a que el reencuentro nos muestre cambios, traiciones, desamores. Y en cómo las separaciones de ahora son distintas de las de antes, cuando la gente iba a América, para volver 20 años después (o no volver).

Y pensaba en el crío (de ojos enormes y tez morena), en la madre (rubia con rasgos occidentales y pañuelo sobre la cabeza), en el abuelo (sonrisa de esas de abuelo, del que jamás traicionaría al pequeño …..), en si volvían a casa o se iban de casa, si su casa era Alemania, o Estados Unidos o Teheran.

Pero como estos eran mis pensamientos, me los quedo para mí mismo y os dejo a vosotros con los vuestros. Porque también tenéis, ¿no? …… Y si la respuesta es que no, que no tenéis pensamientos, probad a separaros durante dos meses y dieciocho días de vuestro abuelo. O de otro ser querido.

Tengo otro día tonto. Si has llegado hasta el final, enhorabuena, acabas de ganar un premio .. 🙂 Mañana vuelvo con otros posts más tecnológicos …. 🙂